viernes, 6 de septiembre de 2024

Jonás el profeta que huyó de Dios

 Discípulo y misionero:  aprendiendo a evangelizar y a ser evangelizado con el profeta Jonás


El  libro de Jonás cuenta una historia muy amena y divertida, llena de enseñanzas.  Para entenderla, sin embargo, debemos comprender su contexto, histórico y geográfico:  nos encontramos en la mitad del siglo VIII a.C. Lo que conocemos como la Tierra Prometida está dividida en dos reinos, el del sur y el del Norte. El reino del Norte, se llama Israel y su gran enemigo es el imperio Asirio, un reino inmenso, fuerte y poderoso, cuya capital es Nínive. Los Asirios amenazan continuamente a Israel que debe pagarle tributo a los asirios si desea seguir existiendo. Con esto en mente comenzamos a leer.

El llamado de Dios a Jonás

El libro de Jonás abre así: 

«La palabra del Señor se dirigió a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos:   "Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y clama contra ella, porque su maldad ha llegado hasta mí".  Pero Jonás partió para huir a Tarsis, lejos de la presencia del Señor. Bajó a Jope y encontró allí un barco que zarpaba hacia Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Señor.» (Jon 1,1-3)

En esta breve introducción al libro, los lectores nos enteramos de tres cosas fundamentales: (1) quién era Jonás; (2) qué quería Dios que hiciera; (3) la respuesta de Jonás. De un plumazo tenemos los dos personajes principales, Jonás y Dios; y la situación en torno a la cual gira la historia: Dios quiere dar una oportunidad a los habitantes de Nínive para que se arrepientan de su maldad. Para ello elije a Jonás y le pide que vaya a predicar allí. Recordemos que Nínive es la capital de Asiria, gran enemigo de Israel. Los israelitas detestaban a los asirios. Y los asirios se creían muy superiores a los israelitas. Por eso no debería extrañarnos que Jonás, cuando oye a Dios que le pide que vaya a Nínive a pedirle a los ninivitas que se arrepientan y hagan penitencia, salga disparando para otro lado. Jonás tiene miedo. En lugar de ir a Nínive se toma un buque para Tarsis, que quedaba exactamente para el otro lado.

Primera reflexión:  ¿Qué harías si Dios te pidiera que fueras a predicar el evangelio a un lugar donde los cristianos son odiados y donde, a causa de tu fe, tu vida corre peligro.  ¿Conocés algún lugar dónde esto pueda pasar?


Pero Dios vuelve a intervenir en la vida de Jonás y se desata una terrible tormenta. El barco está a punto de naufragar. Los marineros ordenan que cada uno invoque a su dios para que los salve, pero Jonás duerme tan profundamente que el capitán lo tiene que despertar y lo increpa diciéndole:

¿Qué haces aquí dormido? Levántate e invoca a tu dios. Tal vez ese dios se acuerde de nosotros, para que no perezcamos". (Jon 1,6)

En esa época era muy común echar a la suerte para saber cuál era la voluntad de Dios. Los marineros piensan que eso les va a revelar quien es el culpable de la tormenta. No sabemos qué método usaron los tripulantes del barco adonde estaba Jonás, pero podemos imaginarnos, por ejemplo, que tiraron los dados y que el que sacaba el número más alto era el elegido. La suerte recae sobre Jonás que revela que él venera «al Señor, el Dios del cielo, el que hizo el mar y la tierra».  Cuando la tripulación se entera por el mismo Jonás que éste huía de la presencia de su Dios se desesperan porque entienden la tormenta como un castigo. Entonces Jonás, sintiéndose acorralado, ofrece su vida por los otros y pide que lo arrojen al mar. Los marineros acceden, y el mar que en seguida se calma. Los marineros asombrados ofrecen sacrificios al Dios de Jonás. 

Entonces ocurre algo extraño, el Señor hace que un gran pez se trague a Jonás. Jonás permanece en el vientre del pez tres días y tres noches.  Entonces Jonás ora al Señor diciendo: 

«"Desde mi angustia invoqué al Señor, y él me respondió; desde el seno del Abismo, pedí auxilio, y tú escuchaste mi voz.  Tú me arrojaste a lo más profundo, al medio del mar: la corriente me envolvía, ¡todos tus torrentes y tus olas pasaron sobre mí!  Entonces dije: He sido arrojado lejos de tus ojos, pero yo seguiré mirando hacia tu santo Templo. Las aguas me rodeaban hasta la garganta y el Abismo me cercaba; las algas se enredaban en mi cabeza.» (Jon, 2,1-5)

 Jonás ha tocado fondo, física y espiritualmente. Pero el Señor escucha la oración de Jonás y hace que el pez lo expulse sobre tierra firme. Jonás se ha salvado. 

Segunda reflexión: ¿Alguna vez sentiste que tocabas fondo, que no tenías salida? ¿Experimentaste la necesidad de orar al Señor, de pedirle que te salve? ¿Qué palabras usaste? ¿Sentiste que el Señor te escuchaba?

Una nueva oportunidad para Jonás

El Señor vuelve a llamar a Jonás y le pide que vaya a Nínive a predicar. Esta vez Jonás no se resiste. Nínive era tan grande que se necesitaban tres días para recorrerla y Jonás la camina toda anunciando a los ninivitas: "Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida". Los ninivitas adoraban otros dioses, pero, al escuchar a Jonás «creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.» (Jon 3,5) También el rey se arrepintió, se quitó sus vestidos reales y se sentó sobre ceniza en señal de penitencia.

«Entonces, Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.» (Jon 3,10)   

Hasta acá todo parece ir bien. Jonás ha cumplido su misión, superó sus miedos y predicó el mensaje que Dios le ordenó. Los ninivitas se arrepienten y hacen penitencia. La historia podría terminar acá mismo. Un final feliz. Sin embargo, hay otra vuelta de tuerca. Jonás está enojadísimo. No olvidemos que los asirios habían sido muy malvados con los israelitas. Jonás en realidad no quería que Dios perdonara a los ninivitas, quería ver con sus propios ojos como Dios los castigaba y destruía la ciudad. Tan disgustado está que le dice al Señor que prefiere morir que seguir viviendo. 

Tercera reflexión: ¿Alguna vez alguien te hizo el mal y deseaste que “Dios lo castigara”? Si esa persona se arrepiente y te pide perdón, ¿estás dispuesto a hacerlo? 

Pero el Señor tiene preparado una última gran lección para Jonás. Jonás sale fuera de la ciudad, se construye una choza y se sienta desconsolado a ver que pasa. Entonces el Señor, durante la noche, hace crecer una planta de ricino que da mucha sombra y frescor a la choza de Jonás. Recordemos que Jonás se encuentra en una zona que es casi un desierto, allí hace mucho calor.  Jonás se pone muy contento. Pero, la noche siguiente, el Señor permite que un gusano seque la planta. Y después hace soplar un viento del este muy caliente; hace tanto calor que Jonás casi se desmaya. Y se desea la muerte. Entonces Dios le vuelve a hablar. Escuchemos atentamente este diálogo: 


Jonás: "Prefiero morir antes que seguir viviendo".  

 Dios "¿Te parece que tienes razón de enojarte por ese ricino?". 

Jonás: "Sí, tengo razón para estar enojado hasta la muerte".  

Dios: "Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche se secó, y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?".

Y así, con estas palabras del Señor, se termina el libro de Jonás. Nos quedaremos para siempre con las ganas de saber qué le contestó Jonás a Dios. 

Cuarta reflexión:  Y si vos fueras Jonás, ¿qué le responderías a Dios? 

¿Cual te parece que es la gran enseñanza de este libro? 

¿Te animás a aplicarla a tu vida? 


Una última cosa: ¿Sabías que Jesús usa la historia de Jonás para hablar de su muerte y resurrección? 


Mt 12,39

El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. 40 Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches. 41 El día de Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.




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